ROSSHALDE - Hermann Hesse
UBICACIÓN BIOGRÁFICA
Hermann Hesse es una figura atípica en la literatura, y esto tiene importantes raíces en su biografía. Él mismo afirmaba que era hijo y nieto de varias culturas y de más de una lengua; pasó su niñez entre Alemania y Suiza, y fue criado por misioneros pietistas (una práctica relacionada con el luteranismo). Aunque nació alemán, a partir de 1912 se fue a vivir a Suiza y once años después se naturalizó suizo. Como estudiante fue un tanto problemático; nunca logró aceptar las figuras de autoridad y la ideología que le querían imponer (o, cuando menos, transmitir): la religión, la escuela, la estructura social más aceptada. Sufrió depresiones, intentó suicidarse cuando era un muchachito e incluso prefirió no asistir al funeral de su madre porque esto podría incidir negativamente en su ya de por sí vapuleado ánimo
En varias notas biográficas se leen detalles que abundan sobre el aspecto sensible de su carácter y su espíritu. Creía en la jardinería como medio de meditación o de inspiración, decía que si las manos están ocupadas y no es necesario concentrarse en la labor que se realiza, la mente es libre de trabajar y es mucho más productivo que sentarse a pensar como una tarea impuesta. Además de dedicarse a la jardinería y a la meditación oriental, era pintor. Es posible que la pintura representara, en tanto que trabajo manual, una forma de meditación en movimiento, semejante a la jardinería. Según declaraciones propias, la música era muy importante para él y, como muchos de sus compatriotas, tenía una gran afición por Wagner.
En el caso particular de esta novela, Hesse le adjudica al personaje principal un oficio que al menos conoce de primera mano: hace de su protagonista un pintor. Esto no quiere decir que la novela sea autobiográfica, ni mucho menos, pero hay puntos de contacto importantes entre la ficción y la vida del autor. Por ejemplo, es posible que la relación deteriorada del matrimonio entre Johann y Adele Veraguth refleje la propia relación entre él y su primera esposa, aunque en la vida del escritor, el alejamiento de ese primer matrimonio tuvo su origen en varios hechos que no se tratan en la novela, como crisis nerviosas y ausencias largas. Bernhard Zeller, académico literario, parece convencido de que todos los libros de Hesse son de carácter intimista y no pretenden crear un mundo imaginario, sino que parten de las experiencias y las observaciones particulares del autor, lo que querría decir que reflejan con fidelidad sus propias opiniones.
Hermann Hesse es el clásico autor que representa la mirada occidental dirigida al oriente con optimismo. La referencia que podemos tener ahora, en el siglo XXI, del viaje a Oriente en busca de un camino interior pasa por la contracultura de los años sesenta y setenta en Estados Unidos, y hereda la idea de que Occidente es materialista y está deshumanizado, mientras que países como China o la India son más espirituales y tienen una vasta cultura que ignora la persecución de los bienes materiales para enfocarse en una búsqueda mística. Hermann Hesse es uno de los pioneros de esta visión tan literaria como idealista y es, sobre todo, el auténtico viajero y explorador. Su madre nació en la India y tanto sus abuelos como sus padres fueron misioneros en ese país. Él creció en una casa con fuertes vínculos culturales y religiosos con (lo que ahora damos en llamar) el Lejano Oriente. Así, cuando el mismo Hesse se embarcó en un viaje a la India (que al final se convirtió en un viaje a Ceilán e Indonesia), no lo hizo con el mismo espíritu que décadas después lo harían sus espontáneos lectores venidos a discípulos, sino con ojos nuevos, en busca de algo vital pero no desconocido, pues ya le era familiar a través de su propia formación. Fue, pues, un pionero involuntario en la tradición de los artistas o los místicos que viajan a ese legendario Oriente para encontrarse a sí mismos o hallar su verdadero camino.
UBICACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Hesse empezó su carrera literaria como poeta, y es posible que la poesía fuera una de las partes de su obra que tenía en más alta estima. Pero, como sucede con varios autores, el trabajo que consideraba más importante o de mejor manufactura no es el que lo convirtió en un autor consagrado. Tuvo un éxito relativo con sus primeros libros (poemas y novelas), pero sus tres obras más famosas no son ni Juego de abalorios (la obra que consideraba más importante, que escribió hacia el final de su carrera y que abarcó dos tomos), ni sus epistolarios o recopilaciones de poesía, sino Demian, Siddharta y El lobo estepario, obras que lo convirtieron en un autor de paso entre la juventud y la madurez. Estas son tres novelas de iniciación y las hemos leído desde hace cincuenta años como libros formativos, sobre todo para lectores jóvenes y adolescentes. No quiere decir que sean como los libros que ahora se clasifican bajo la etiqueta juvenil, sino que han encontrado una inmensa resonancia entre lectores en formación, los cuales hallan, incluso hoy, ecos de una búsqueda personal.
Es pertinente aclarar que hay un largo trecho entre, por ejemplo, Los vagabundos del Dharma que publicó Kerouac en 1958 y la nueva oleada de aficionados a hacer yoga y a una filosofía budista que ya pasó por varios resúmenes, traducciones e interpretaciones. Pero ese mismo espíritu que animó a Kerouac, los beatniks y los originales hippies del movimiento pacifista de los años sesenta (que se oponía a la guerra de Vietnam, unos veinte años después del fin de la Segunda Guerra Mundial), es el espíritu que encontró en tres de los libros de Hermann Hesse una guía y que encontró en el propio Hesse a su gurú y maestro espiritual.
Thomas Mann hablaba muy elogiosamente de él. Henry Miller fue, en parte, responsable de que se le tradujera y se le publicara en Estados Unidos, justo en la década de los sesenta. Hesse es un autor que brincó de la anónima campiña suiza y alemana a los anaqueles de los más vendidos en un país extranjero. Se convirtió en un escritor de los lectores (se podría decir “de las masas”, pero en un sentido estricto, y lejos de un juicio que asocie el valor literario con la popularidad comercial de un autor) décadas después de que decayera el interés en su obra por parte de sus coterráneos y de los lectores especialistas que hablaban su misma lengua.
En los años 60 y 70 se convirtió en un gurú en el más amplio sentido de la palabra, algo que no buscaba y que es casi seguro que haya ignorado, pues murió en 1962. En Estados Unidos, los nuevos lectores lo conocieron gracias a otros lectores y a que figuras como Henry Miller o Timothy Leary lo ponderaban como un autor necesario. La voz de Hesse resonaba para ellos y les hablaba de un mundo espiritual, de una búsqueda pacífica y de valores humanos y místicos. Así como George Harrison se fue a la India y volvió siendo un mejor músico, los adolescentes que hicieron el movimiento hippie fueron a ciertos libros y se basaron en ellos para encontrar un modo de vida que respondiera a sus propias necesidades, lejos del pensamiento colonialista. De ser un autor venido a menos por los eruditos en literatura alemana, que lo habían declarado obsoleto y sin mucho que ofrecer, se convirtió en un ídolo y fuente de inspiración para movimientos contra-culturales que buscaban nuevos modos de vida y de pensamiento, con el resultado colateral de que esos lectores lo convirtieron en un super-ventas, por su sencillez, claridad y facilidad (adjetivos que, muchas veces, se usan para descalificar una obra, sin tomar en cuenta que en cierto sentido, las grandes obras también son claras y sencillas, pero no por eso carecen de profundidad literaria).
Curiosamente, en Rosshalde, una obra anterior a las más conocidas, habla de un matrimonio sin amor, estancado y (diríamos de manera moderna) fallido, mientras que en su madurez literaria o al menos en sus libros más leídos y que más lectores interesados han atraído, habla de la juventud, del rito de paso y del crecimiento en tanto individuo espiritual.
DATOS CURIOSOS
Hesse pintaba (acuarelas, mayormente) y, aunque su obra pictórica es poco conocida, se dice que tenía un estilo expresionista; tanto Johann Veraguth, protagonista de Rosshalde, como Klingsor, el protagonista de El último verano de Klingsor, son pintores.
Durante un breve periodo de tiempo, y debido a las caídas de su ánimo, asistió a terapia psicoanalítica con un discípulo de Carl Gustav Jung. De hecho, intentó suicidarse cuando tenía quince años y estuvo distanciado de su padre, un poco en el mismo tono de Albert, el hijo de Veraguth. Es posible que estos bajones en su estado de ánimo estuvieran vinculados con su rebeldía contra el sistema establecido y con su resistencia al tipo de vida que se esperaba de él, dentro de esas mismas reglas contra las cuales se rebeló desde muy joven.
Se fue a vivir a Suiza en 1912, antes de que estallara la Primera Guerra Mundial, en parte animado por un espíritu pacifista, y permaneció allí hasta su muerte. Fue también detractor de la ideología y la dominación nazi, lo que le ganó que vetaran su trabajo en Alemania durante varios años. Cuando ya había terminado la Segunda Guerra Mundial le dieron el Premio Nobel, pero él no asistió a la ceremonia argumentando problemas de salud y, al parecer, el premio en sí no le causaba demasiado entusiasmo, aunque sentía una afinidad ideológica con el origen del premio, que Alfred Nobel estableció también animado por un espíritu pacifista.
DISCUSIÓN DE LA OBRA
Esta no es la primera novela de Hesse ni una de las más conocidas, pero es un libro que brinda cierto goce estético y que se sitúa en una transición interesante entre la literatura realista y un estilo más moderno, ya anclado en el siglo xx. Sobre este libro no parece haber mucha documentación, un poco porque no ha sido foco de muchos estudios o análisis literarios, a diferencia de otros títulos del autor. Pero algo en lo que parecen coincidir varios lectores es en que su temática central aborda dos asuntos: el dilema entre el artista y su obra en relación con el mundo y la vida doméstica, y la decadencia de la vida familiar y en especial del matrimonio del protagonista, decadencia que se refleja en la construcción, no en balde la novela se titula Rosshalde, como la finca, tanto como en la muerte del hijo pequeño del matrimonio Veraguth. Sin embargo, más allá de que el centro de la novela esté o no en la contraposición entre la libertad artística (encarnada por Johann Veraguth) y la vida matrimonial, también es conveniente detenerse a pensar en las pérdidas que sufre el pintor, más o menos de forma paulatina, pérdidas a la que asistimos a lo largo del libro. Pierde a su esposa, en la medida en que se convierten en extraños uno del otro, pierde a su hijo mayor, sin que medie un hecho contundente, y luego está la muerte del pequeño Pierre, un golpe brutal, sobre todo desde ojos modernos.
Hay que situar, eso sí, en un contexto debido algunos de los hechos de la novela, que tienen que ver con los hechos de la vida de Hesse, no porque sea una obra autobiográfica en el sentido literal, sino porque en cierto modo Hesse no escribía de situaciones imaginarias que tuvieran la pretensión literaria o el alcance que ahora les atribuimos. Por ejemplo, en la cultura en la que Hesse creció (dado su contexto familiar, el país en que nació, incluso la lengua alemana como su tejido íntimo), los niños no eran preciosas criaturas a las que hubiera que procurar con todos los cuidados, sino simplemente personas en vías de formarse, una idea difícil de concebir en la sociedad moderna. Así, era común en el siglo xix y a inicios del xx que los niños no pasaran mucho tiempo con sus padres: en muchos casos los niños eran enviados a escuelas o internados en los que se criaban y se formaban. O, también, si había dinero, los niños eran educados por una institutriz y por maestros particulares. Esto no quiere decir que esos padres no sintieran amor por sus hijos, simplemente esa era la manera de hacer las cosas. Con esto en mente, no es de extrañar que al hijo mayor, Albert, lo hayan enviado a estudiar lejos y que Pierre tuviera clases particulares en su casa.
Esta novela tiene un evidente espíritu alemán, no en balde Hesse fue lector de Goethe, Schiller y Nietzsche. Es posible que se puedan encontrar ciertos rasgos y símbolos románticos en ella: la naturaleza, la muerte, el paisaje como reflejo del estado emocional del personaje. El protagonista camina rodeado de vegetación, se acerca al agua y nosotros vamos junto con él, deteniéndonos en el paisaje y en el estado de sus emociones. La quieta contemplación y meditación en la naturaleza, la mirada entre melancólica y doliente de Veraguth, la pausa con la que se describe esta contemplación y la intrínseca nostalgia o tristeza por algo que (quizá) no haya sido tangible ni siquiera en su pasado le confieren al libro un estilo semejante al de algunas narraciones del siglo xix, aunque es una novela mucho más breve que las típicas narraciones románticas o realistas y mucho me- nos encarnizada que las historias naturalistas. Al ser una novela más o menos breve no explora a fondo la situación completa de la vida de los personajes, sino que presenta un fragmento de su rutina cotidiana para darnos una idea clara de quiénes son y cómo viven. Johann Veraguth está completamente entregado a su trabajo, y en parte esto representa para él un refugio vital, una manera de escapar un poco de la realidad sosa que lo en- vuelve, una esposa que es ya una extraña, un hijo mayor que le demuestra desprecio. Lo único que valida su existencia son sus pinturas y lo único que lo ancla al mundo es su hijo pequeño, Pierre. Si no fuera porque su amigo Otto Burkhardt lo visita y, desde antes, representa para él una figura cercana y una persona muy querida, Veraguth estaría completamente solo en el mundo y quizá se habría hundido anímicamente por completo, al mismo tiempo que Rosshalde iba decayendo poco a poco. Casi podría decirse que hay cierta semejanza entre esta novela y La caída de la casa de Usher (1839), de Edgar Allan Poe, en la que se refleja de manera mucho más clara la relación entre el estado de los protagonistas —anímico, físico y psicológico— y la edificación en la que viven. Es difícil, desde luego, saber si Hesse leyó a Poe, pero aunque no hubiera sido así, también esta semejanza tiene su origen en la literatura romántica alemana.
PREGUNTAS
- ¿Cuál podría ser la razón del distanciamiento entre Veraguth y su esposa? ¿Realmente se especifica por qué viven ya lejos uno del otro, aunque compartan momentos de su vida cotidiana?
• ¿Cuánto tiempo pasa entre la compra de Rosshalde y la decadencia del matrimonio?
• ¿Cuándo se da la ruptura completa entre Veraguth y su esposa?
• ¿Cuál parece ser el verdadero carácter de Veraguth? Cuando inicia la novela vemos que es un hombre disciplinado, con una entrega total a su trabajo, sin un falso ego de artista, sino como un verdadero artesano. Pero hay una disociación entre su voz interior y su manera de relacionarse con el mundo.
• ¿Se hubiera ido a la India de todos modos, aunque no hubiera sucedido una tragedia?
° ¿Por qué, sólo porque ya se lo había pedido su amigo?
° ¿Había otros factores en juego?
• ¿Qué papel juega el agua a lo largo del libro? Tenemos el lago, las escenas en las que llueve, la atmósfera de la vegetación y el cambio entre estaciones. El símbolo del agua es importante a nivel cultural. Podemos tomar en cuenta los principios junguianos que conocía Hesse, en especial después de haberse sometido al psicoanálisis. ¿Cuál podría ser el simbolismo del lago? ¿Y el de los distintos tipos de lluvia?
• ¿Pierre es un niño verosímil como personaje? ¿No parece un poco construido para ser un pequeño adulto?
° ¿Conocemos realmente a niños que sean así y tengan un desarrollo común y corriente?
• ¿Qué podría representar la figura de Pierre como hijo de un matrimonio espiritualmente separado?
• ¿Qué representa el niño para Veraguth?
° ¿Por qué, a pesar de quererlo tanto, el pintor no pasaba mucho tiempo con su hijo?
• ¿Qué es lo que quiere conocer Pierre? ¿A qué se refiere con que quiere saber el nombre de las cosas?
° ¿Qué puede simbolizar la idea del niño del lenguaje secreto de las flores, los pájaros y otros elementos de la naturaleza?
• ¿Tendrá alguna relación el hecho de que el niño quiera conocer ese lenguaje secreto y entender la comunicación entre los insectos con el hecho de que enferme de encefalitis?
° ¿Hay alguna relación entre este esfuerzo reflexivo del niño y el hecho de que su propio cerebro acabe por inflamarse (por decirlo de algún modo)?
• ¿Podemos saber qué fue lo que separó a Veraguth de Albert, su hijo mayor?
• En un principio, el joven declara que detesta a su padre y no lo soporta, pero en algún momento reconoce que le impone y sigue percibiéndolo como una figura de autoridad, ¿tiene que ver su alejamiento con el estado del matrimonio Veraguth?
• ¿Qué encarna Otto Burkhardt a los ojos de Veraguth? ¿Es un puente con el mundo exterior, un simple amigo que lo vincula con su juventud, un modelo de hombre libre y entregado a las aventuras?
• Es claro que Johann prefiere vivir en su estudio y pintar lo que mira y lo que construye a partir de lo que mira; sin embargo, la idea de abandonar su pequeño universo, mundano y algo monótono, lo atrae. ¿Qué podemos inferir del hecho de que quiera ir a ver otros paisajes? ¿Incidirá eso en su obra pictórica?
° En algún momento, cuando la voz narrativa habla del cuadro de los peces o de la escena que pinta en la que aparecen él, su esposa y el pequeño Pierre, se concluye que esos dos fueron los mejores cuadros de toda su obra. ¿Qué podría ser del trabajo de Johann después de abandonar Rosshalde?
• ¿Es posible que su viaje por la India tuviera realmente un fin y pudiera volver a su vida anterior?
• ¿Será verdad que Johann se divorcie de su esposa “a su regreso”?
• El libro termina con la nota en que Veraguth despide su juventud, pero entiende que debe entregarse por completo a la pintura (como si no se hubiera entregado a ese oficio de manera total ya estando en Rosshalde). Sin embargo, desde que empieza la novela, sabemos que es un pintor ya reconocido, su obra se expone en más de un país extranjero y al parecer la crítica tanto como el público lo tienen en alta estima. ¿Por qué el autor decide que después de ese éxito estable, el personaje dé inicio a una nueva vida?
• Finalmente, la novela empieza cuando Rosshalde está a punto de decaer por completo, no en el sentido más literal ni arquitectónico, sino en un sentido más humano y complejo: en las primeras páginas sabemos que la propiedad pasó a manos de Veraguth diez años antes; se nos dice, poco a poco, que durante esos diez años fue decayendo la relación de la pareja y de Johann con su hijo mayor; el hijo pequeño tiene siete años y es el único miembro de la familia que al parecer no tiene problemas con nadie (es un niño), pero sí una vida interna inquieta y compleja. ¿Qué representa Rosshalde en ese sentido?, ¿la pareja?, ¿la vida del pintor?, ¿la familia malograda, en tanto que sus integrantes no pudieron resolver sus diferencias?
• ¿Hubiera tenido otro final la vida de esa familia si Pierre no hubiera muerto?
• ¿Habrá encontrado Adele una mejor vida después de perder a su hijo pequeño y a su esposo?
• Y Johann, ¿habrá encontrado él una vida más satisfactoria, según su propia definición de la felicidad?
CONCLUSIÓN
¿Cuál sería la moraleja final del libro?, ¿que no es sano que- darse en una zona de confort? Esta es una novela sorprendentemente moderna en muchos aspectos. Puede ser vista como una alegoría de la falsa comodidad: la vida cambia y, si nosotros no hacemos nada, de todos modos avanza y nos lleva hacia un nuevo camino: esa debería ser siempre la ley. Hay quien nunca se sale de su pequeña vida por miedo o, como Veraguth, porque deja que todo se vaya acomodando solo, sin tomar de- cisiones. Pero, como a él, puede pasarle a cualquiera que algo se descarrile y entonces uno, adormilado, embotado, debe actuar con velocidad y con certeza para no sucumbir. Mucha gente sucumbe, claro, pero también eso es la vida, fracasar y (con suerte) aprender. Aquí la idea de éxito contra la de fracaso no tiene que ver con lo que sucede a nivel social, sino, como marca Hesse, a nivel espiritual, que afecta la parte emocional, la psíquica y esto después repercute en lo familiar, lo personal y lo social, porque a fin de cuentas todo está unido entre sí.
Al menos Veraguth tenía un buen amigo en quien podía confiar, un país exótico al que se dirige para empezar una nueva vida y, sobre todo, su arte. Esa escena en la que pinta (dibuja) el rostro de su hijo como una máscara mortuoria es tremenda, implica todo: el arte, el recuerdo como fetiche, el amor, la memoria, la lucidez, la locura y desesperación, la acción y la entrega.
Quizá la novela puede leerse en una clave muy moderna, a partir de una sentencia:
—¿Vergüenza? —preguntó Burkhardt en voz baja, con tono de reproche.
—¡Claro está, vergüenza! Siempre lo sentí así; ya en aquellos días me avergonzaba y desde entonces mi sentimiento no ha cambiado. ¡Ser infeliz es una vergüenza! ¡Es una vergüenza no poder mostrar a nadie lo que es mi vida, es una vergüenza tener que ocultarla, encubrirla!
Esta historia no es el resultado de un plot twist moderno y accidentado, es casi una tragedia lenta narrada en un par de cientos de páginas, es el desgaste de una relación entre dos personas, un desgaste humano, pausado, comprensible pero poco glamoroso a ojos modernos. La muerte de Pierre es una alegoría de ese desgaste y, en vez de representar la nueva vida, representa eso que no pudo ser. Pero el protagonista termina cuando ya está decidido a partir, es decir, a cambiar y, siguiendo su propia idea, a encontrar la felicidad.
RECURSOS
• Una brevísima autobiografía de Hermann Hesse, en el sitio oficial del Premio Nobel, en inglés. Citado como lo solicita la fuente: “Hermann Hesse - Biographical”. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 3 Jan 2017. <http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/literature/laureates/1946/hesse-bio.html>.
• El sitio oficial del autor (hay versiones en varios idiomas, este enlace es del material en español): <https://www.her- mann-hesse.de/es>.