Autor
Chimamanda Ngozi Adichie
Adichie comienza su discurso barriendo
humorísticamente con los prejuicios asociados al feminismo que se ha encontrado
a lo largo de su vida, desde la primera vez que escuchó la palabra. Ella cuenta
que el misterioso término, entonces desconocido, podía significar “mujeres
infelices porque no pueden encontrar marido” (p. 15) o comprender una retahíla
de prejuicios, tales como: “Odias a los hombres, odias los sujetadores, odias
la cultura africana, crees que las mujeres deberían mandar siempre, no llevas
maquillajes, no te depilas, siempre estás enfadada, no tienes sentido del humor
y no usas desodorante” (p. 17). Para la Adichie de catorce años, lo más aconsejable
era no querer ser feminista.